Entrevista a Alberto Martínez Lebeña, CEO de Mutua Montañesa

En esta entrevista, tenemos el honor de conversar con Alberto Martínez Lebeña, CEO de Mutua Montañesa, un profesional con una destacada trayectoria en el sector asegurador y sanitario. A lo largo de su carrera, ha enfrentado los retos de un entorno altamente regulado, la evolución tecnológica en el ámbito de la salud y la creciente demanda de servicios médicos. Durante la charla, nos comparte su visión sobre la gestión de riesgos, la importancia de la innovación tecnológica y el impacto del compromiso y la vocación en el trabajo.

¿Nos podrías contar un poco sobre tu trayectoria profesional. El camino que has tenido hasta llegar a ocupar el puesto de CEO aquí en mutua montañesa?

Soy de Santander, nacido aquí, estudie en los Salesianos en Santa Clara, y estudié aquí en la Universidad de Cantabria, estudie ingeniería de telecomunicación, presenté el proyecto y luego me fui a trabajar a Bilbao. La primera empresa en la que trabajé fue Accenture, que era antes Andersen Consulting, en su momento que salimos muchos de la escuela de Andersen Consulting, estuve un año, luego después me fui también a Bilbao con Ericsson, que era una empresa más de telecomunicaciones de I+D, sois muy jóvenes, pero los primeros móviles eran de Nokia y Ericsson, y luego después ya esto se perdió, pero bueno, ahí sí que estuve haciendo mucho trabajo de I+D de patentes, tipo de cuestiones y luego en el 2002 – 2003 entre en Siemens, que es también una multinacional alemana, donde he estado 19 años en diferentes puestos, en Ericsson estuve en Bilbao y estuve en Suecia también un año y luego en Siemens también he estado en diferentes puestos hasta hace 4 años que entré en Mutua montañesa. Que es una empresa muy especial. Si eres de Santander, de hecho, cuando me hicieron el análisis para entrar con la Junta directiva y demás, yo es que no sabía que se dedicaba mucho antes porque no había cogido una baja en mi vida. O sea que luego, cuando me lo explicaron, digo, no, pero tú no has cogido una baja, cuando me lo explicaron, digo nunca. He trabajado siempre y nunca he cogido una baja. Entonces, bueno, pues.Es que ahí aprendí. Empecé a aprender cómo era todo esto.

Bueno, dentro de este sector, que mencionas que no conocías en profundidad, especialmente en el ámbito de las mutuas y el asegurador, ¿cuáles consideras que son los valores o principios más importantes?

Bueno, es verdad que es un sector asegurador, pero con peculiaridades, porque no es un sector asegurador tradicional. Si los siniestros de uno de los asegurados exceden demasiado, rápidamente le dirán que le suben la prima para cubrir el riesgo o, en este caso, lo invitan a no continuar. Aquí, en cambio, se le atiende con todos los recursos disponibles. Además, estamos sometidos a una gran intervención pública, lo que limita la capacidad de actuar como empresa privada dentro del sector asegurador. Pero, en este caso, yo diría que, en cuanto a valores, no podemos tener otros que los que hemos definido en el plan estratégico, que son los valores de nuestra cultura, la cultura de Mutua Montañesa: la cercanía, la vocación de servicio, estar pendientes del paciente y de las personas en general, tanto en el viaje del empleado como en el viaje del paciente. Estamos constantemente atentos a que la calidad del servicio, que además medimos regularmente, se mantenga alineada con el nivel de excelencia que consideramos adecuado en Mutua Montañesa. Y cada vez que detectamos algo en alguna delegación o en algún sitio que no está a ese nivel, rápidamente intervenimos para analizar qué ha sucedido. Pero sí, los valores clave son la cercanía, la profesionalidad y la capacidad de trabajo, y estos son los principios que definen nuestra cultura y que utilizamos como referencia para medir los comportamientos dentro de Mutua Montañesa.

Dentro de tu trayectoria profesional, ¿ha habido algún momento o persona que te haya marcado de manera significativa?

Bueno, he tenido jefes muy buenos. Uno de ellos fue Francisco Belíl, quien fue presidente de Siemens y de quien aprendí mucho. También trabajé con Rosa García, y fue un referente en España. Ella fue mi jefa y también me enseñó bastante. En general, los jefes que he tenido siempre me han ayudado a crecer como profesional.

En un entorno tan cambiante, ¿cuáles son los principales retos a los que se enfrenta Mutua Montañesa?

Una parte es lo que decimos del intervencionismo público, que cada vez intenta limitar más tu capacidad creativa. Otra, diría yo, es la situación de los servicios públicos de salud, sobre todo en el tema de absentismo laboral por contingencia común, que ahora mismo está totalmente descontrolado. Eso te coloca en una situación de estrés y de carga de trabajo fuerte. También está la falta de profesionales sanitarios, que es otro problema, y luego todo el reto tecnológico, que te obliga a ir a toda velocidad. Porque en el sistema sanitario, el tema tecnológico es clave: los equipos en los que inviertes ahora, en tres o seis meses ya quedan obsoletos y tienes que estar implementando otros. Y luego, también está la expectativa, el intangible de la salud. Hay momentos en los que, a nivel global o por circunstancias del trabajo, hay mucha sensibilidad sobre el tema, y en otros momentos, menos. Bueno, estás en un entorno que tampoco es nada nuevo para nosotros, el entorno en el que trabajamos, pero las expectativas van cambiando.

¿Hay iniciativas o proyectos que estén desarrollando, para tener un plan de contingencia ante estas situaciones y seguir siendo un referente en este sector?

Una de las cosas que comentamos antes era la gestión de riesgos, ¿no? Continuamente estamos viendo los riesgos a los que estamos expuestos y cuáles son los planes de contingencia que tenemos para gestionarlos. Tienes que pensar: ¿qué es lo peor que te puede pasar? Por ejemplo, que haya un dato que no debería haber salido y, de repente, aparece en un contexto en el que no debía estar. Entonces, ¿qué hacemos para evitar que un dato médico se filtre fuera de un entorno muy limitado? Se trata de los medios que ponemos antes de que se produzca la situación. Otro ejemplo: ¿qué pasa si un médico, en un momento dado, comete un error en un diagnóstico? ¿Qué medidas tomamos para evitar que esto ocurra en el futuro? ¿Qué controles tenemos? ¿Qué pautas seguimos para garantizar que los procedimientos sean correctos? Estamos siempre en el Comité de Riesgos, analizando los posibles riesgos y tratando de implementar medidas preventivas para que no lleguen a materializarse. Es un proceso que tenemos muy estructurado y que revisamos continuamente para identificar nuevos riesgos y sus posibles soluciones.

¿Cómo está respondiendo Mutua Montañesa a las demandas del mercado en un entorno cada vez más digitalizado y en constante innovación?

Es lo que comentamos antes, estamos invirtiendo cada vez más en tecnología para mejorar nuestra operativa, incorporando inteligencia artificial y robotización. La innovación está muy orientada a la rehabilitación, incluyendo tratamientos biológicos para optimizar la recuperación de los pacientes y mejorar el trabajo de nuestros cirujanos. En definitiva, buscamos siempre incorporar toda la tecnología posible. Siempre estamos abiertos a nuevas soluciones. De hecho, hoy hemos recibido una visita, pero en otras ocasiones también hemos tenido empresas que vienen a mostrarnos nuevas tecnologías. Nosotros tenemos la mentalidad de analizar cada propuesta y preguntarnos: ¿En qué nos puede ayudar? ¿Vemos un match entre lo que hacemos y la tecnología? Si la respuesta es sí, nos enfocamos rápidamente en implementarla. Utilizamos la tecnología con dos objetivos clave:

  1. Optimizar todo el ecosistema que rodea a nuestra empresa, desde nuestros trabajadores hasta los organismos de la Seguridad Social, que nos requieren enormes volúmenes de información a diario. Buscamos que todos los involucrados reciban el mejor servicio y la mejor calidad posible en cada proceso que realizamos.
  2. Mejorar la experiencia del usuario y la calidad del servicio que ofrecemos al paciente.

Para empezar, ¿cómo describirías el sector en el que operáis? ¿Y qué tendencias crees que marcarán su evolución de cara al futuro?

Bueno, el sector es muy demandante, como decíamos antes. Está en una situación complicada porque el tema de la salud no solo afecta a la traumatología laboral, sino que también está vinculado a la situación actual del Servicio Cántabro de Salud, que enfrenta grandes retos. Después del COVID, ha habido un cambio significativo en la sensibilidad respecto a la salud. Antes, si alguien tenía un simple catarro, probablemente lo pasaba en casa, pero ahora mucha más gente acude a urgencias por cualquier síntoma. Esto ha generado nuevos paradigmas que siguen extendiéndose y afectan el funcionamiento del sistema. Cuando trabajamos en salud laboral, el impacto no es solo en el trabajador que tiene una patología y necesita recuperarse. También afecta a sus compañeros, porque en España la empresa promedio tiene tres o cuatro empleados, y si uno está de baja, los demás tienen que asumir su carga de trabajo, generando sobrecarga. Además, el sistema sanitario también se ve afectado. Como la contingencia común recae sobre la sanidad pública, cuanto más trabajadores estén de baja, mayor será la carga sobre un sistema que ya está colapsado. A esto se suma el impacto económico: más bajas significan mayores pagos con dinero público, lo que genera una presión adicional sobre la sostenibilidad del sistema. En definitiva, nos encontramos en un entorno muy demandante, con dinámicas complejas. La tecnología, la sensibilidad hacia la salud, la falta de médicos y la necesidad de adaptación constante hacen que la gestión en este sector sea cada vez más desafiante.

Para liderar en este sector, ¿qué competencias consideras imprescindibles? ¿Qué consejo darías a quienes quieran seguir un camino similar al tuyo?

Yo diría que, bueno, tienes que entrar en este sector con vocación. Al final, sabes que vas a trabajar y, como siempre digo, en los sitios en los que he estado, el reloj no lo miras. Por supuesto, todos tenemos vida, familia y amigos, y hay que disfrutar y compatibilizar el trabajo con la vida personal. Pero creo que, cuando te metes en proyectos que realmente te gustan, no estás pendiente de la hora, sino que te comprometes de verdad. Esa es la diferencia: si te comprometes, vas a tope, te implicas y sigues adelante. Buscas un entorno donde se te escuche, donde se trabaje en equipo y donde haya comunicación real. Yo diría que lo fundamental es el compromiso, porque no sirve de nada estar a medias, mirando la hora para salir en cuanto puedas. También son clave el trabajo en equipo, la transparencia, la integridad y el trato con respeto y empatía hacia los demás. Al final, son valores que aplican tanto en el trabajo como en la vida.

¿Algún consejo clave que le podrías dar a aquellos jóvenes que quisieran alcanzar, bueno, pues el éxito en este sector y que estén comenzando ahora su carrera aquí, por ejemplo?

Pues lo que hemos dicho, ¿no? Yo diría, yendo un poco hacia atrás, cuando era más joven, no tengas prisa, aprende. Creo que en los primeros trabajos lo más importante no es lo que cobras, sino lo que aprendes. La vida es larga y ya habrá tiempo para ganar dinero. Primero hay que entender cómo funciona el mercado laboral, qué es lo que realmente se necesita y en qué puedes aportar valor. Con el tiempo, cuando tengas esa orientación clara, ya irás ganando más dinero. Sobre todo cuando uno sale de la universidad, tiene poca perspectiva de lo que es realmente una empresa. Por eso, los primeros años son para aprender, para estar en contacto con diferentes áreas y absorber conocimientos. Y no solo los primeros años. Yo sigo aprendiendo todos los días, leyendo documentos, enfrentándome a situaciones nuevas, buscando soluciones. Esto no se trata de terminar la universidad y dejar de aprender. Al contrario, ahí es cuando realmente empieza el aprendizaje continuo, porque cada día te enfrentas a un nuevo problema, una nueva situación, un nuevo reto.

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